Director: Robert Redford/ Año:1998
Por: Hägar
Interesante historia que parte de un accidente que tuvo una adolescente (Grace) en su caballo, ahora ella perdió una pierna y su equino malherido es nervioso e indomable. La firme intención de su madre (Annie) de sacarla adelante de su depresión hace que lleguen al otro lado del país y con el pretexto de rehabilitar al caballo reencontrar la chica su propio rumbo para seguir adelante.
Hay dos tramas que me parecen geniales del filme, voy a desglosar el primero.
El empeño de Annie en métodos no convencionales de sacar adelante a su hija quien ni siquiera quería retomar la escuela tras el accidente, se le ocurrió que vinculándola a la rehabilitación de Pilgrim (el caballo) podría ayudarla a reincorporarse. Annie sufrió un replanteamiento de sus prioridades, posiblemente ante un otrora hogar descuidado por su exitosa carrera profesional, esta vez tuvo una reacción oportuna, a tiempo, cuando la chica realmente la necesitaba. Annie tolera pacientemente los reproches de su hija e impone un liderazgo emanado desde su personalidad que termina sacando su idea adelante, ocurrencia en la que no tenía un solo seguidor, ni su marido, ni su hija, ni la veterinaria, ni el domador, ni el caballo!.
Annie finalmente demostró lo valioso de su rol de madre, son esas cosas que ella misma tenía que hacer, a su manera, con su empeño, ahí si está la casta que se puede sacar en esas crisis, ser recursiva, inteligente y persistente, poner esas cualidades al servicio de su hija necesitada, a ella no le importaba el caballo como tal, pero si era un posible medio o pretexto para sacar de la depresión a su hija, pues entonces sí se volvería importante el animal. Al final, por supuesto que valió el esfuerzo, logró darle vuelta a la hoja y de paso fortalecer su relación con ella.
En cuanto al segundo trama, mmmmm: mierda!, como es de injusta la vida, pobre soquete de marido que tan pasiva y resignadamente agacha la cabeza cuando detecta esa atracción de su mujer por el vaquero, en cualquier momento lo que tenía construido, bien o mal hecho, con indelicadezas y errores, simplemente se desmorona, de nada sirve cultivar, la monotonía y el agotamiento natural por los años termina resquebrajando, finalmente Annie se devolvió a su hogar, pero pudo haberse quedado con su cowboy, en fin, creo que aquí va la lección…
Yo que no creo en el amor como concepto tangible, al menos pedagógicamente así como le enseñan a rezar y confesarse (así uno se regocija y se porta bien) a uno también le debían enseñar desde chiquito que hay 3 tipos de amor: el filial, ese altruismo al límite, por ejemplo a sus papás o hermanos, pero especialmente a los hijos, el de pareja, ese que se anhela tanto y sólo dura unos segundos, segundos de felicidad seguidos de eternas horas de tormento, y ante todo, el amor propio, ese en el que uno mismo se da la confianza que está haciendo las cosas bien, que si bien es incierto que se esté en el camino correcto, sí se puede ser al menos el más meritorio. El de la conciencia de dar el mejor esfuerzo de amor filial y propio, y no asombrarse cuando el amor de pareja lo derribe como un castillo de arena.
Saludos,
Próxima Función: La Ninfa Ondine. (Neil Jordan)

