Director: Álvaro Pastor y Antonio Naharro / Año: 2009
Frívolo Invitado: SU
Por: Su
Sin duda una película con un mensaje claro de superación personal, que en mi opinión, no se reduce a lo obvio pero si a lo innecesario. Es decir, una persona con síndrome de Down u otra, cuya salud física sea aparentemente normal, que posean un complejo de inferioridad combinado con un anhelo de superación, vendrían a ser lo mismo o a transmitir las mismas sensaciones dentro de la típica historia de amor planteada en esta película.
No por esto, resto importancia al contexto en el que nos sitúan con la condición de Daniel o Luisa y su manera brillante de llevar una vida normal, pero si me resulta muy baldío contraponerlo con la vida desordenada de Laura, la cual también denota una especie de invalidez para el amor y le quita importancia al hecho de amar a una persona con síndrome de Down.
Percibo que en la historia el personaje principal (Daniel) sabe organizar y disfrutar mejor su vida que la gente aparentemente normal; aunque él manifiesta en varias ocasiones su inconformismo y limitación, en casi toda la historia se invierten las situaciones, enfocando toda la compasión y pesar del espectador a la vida llena de excesos de Laura. Una situación de la vida perfectamente normal que distrae de las diferencias.
Reitero que, si el ingrediente de la enfermedad no es irrelevante o recargado, si podría ser común ver esta película con la misma historia y con personas perfectamente normales, llegando así a la misma conclusión: amarse y amar a otros, es algo muy complejo en lo que todos sufrimos una especie de incapacidad.
Por: Hägar
La historia principal es la de Daniel, un tipo con Síndrome de Down que le tocó vivir en nuestra época, en un entorno de clase media donde con un éxito notorio se sobrepuso a su discapacidad. Daniel se gradúa como profesional y comienza a trabajar en una organización de ayuda, conoce a una tía (por supuesto, como le dicen en España) de la que se enamora, ella es normal, ya madura, con su cuento más bien pesadito sobre su pasado.
Un amor dizque imposible, pero es que ahora ya poco se puede cuestionar. Esta sociedad occidental que se ufana de su libertad individual ahora rechaza menos las poco comunes combinaciones. Ahora se cuestiona más la regla que la excepción. Se puede estar con alguien del mismo sexo, o con alguien 30 o 40 años mayor, hay un culto desmedido hasta por las mascotas (yo conozco a más de uno!), y ahora es políticamente incorrecto cuestionarlo, si existen enchapados a la antigua es mejor que callen en su opinión porque los pseudo-liberales los vetan de la misma forma que lo hacían con ellos hasta hace pocas décadas.
Volviendo al cuento es bastante difícil de comprender cómo terminaron enrolados este par, hay otra historia de amor secundaria presentada en forma paralela entre dos chicos especiales, esa si es más fácil de digerir, el eje central me es complicado de comprender, no por imposible (imposible no hay casi nada), pero sí por poco congruente, por rebuscado. Al fin y al cabo es una película y una de sus funciones es realzar las excepciones, yo a veces me inclino más por la función de profundizar la comprensión de las reglas, de todas formas el filme también hace esto último, fue lo que más me gustó y lo explico mejor en el siguiente párrafo.
Las historias personales de cada uno de los chicos que aparecen en el filme están cargadas de superación, y evidencia algo que no se discute mucho: que esa superación la deben tener más sus padres que ellos mismos. La mamá de Daniel confiesa entre lágrimas que tras los primeros amargos días de negación de la condición de su recién nacido decidió criarlo con dedicación, sacarlo adelante, lo ponía a hablar todo el día para que no se atrofiara su mandíbula, le enseñó idiomas, lo estimuló profundamente, sin descanso, y si bien es un chico especial lo que más puede frustrar su esfuerzo personal es la compasión de los demás, la conmoción, la lástima, el tratarlo como un niño, como un anormal.
La mamá de Luisa (otra chica especial, de la segunda pareja del cuento) la tenía atendiendo un negocio, y otros que aparecen tocan un instrumento, bailan profesionalmente, etc. Definitivamente fue lo que más me gustó. Si los tratan como niños bobos así se portarán, si los tratan como adultos con deberes terminarán esforzándose por imitar a ese grueso poblacional que les rodea, claro, sin perder su condición especial o algunas de sus conductas que no desaparecen pero sí se pueden controlar aceptablemente.
Daniel desconoce sus limitaciones, se educa y relaciona socialmente con gente normal de una forma asombrosa, casi nadie en su lugar logrará llegar a tanto, fue una afortunada combinación, por un lado él mismo con su perseverancia y tesón, por otro lado una sociedad europea contemporánea donde tienen mejores recursos y disposición de ayuda; y por último, para mí lo más importante, una mamá que sin duda es más inteligente que emocional.
Saludos...
Próxima Función: L'illusionniste (Sylvain Chomet)